En los
últimos años han tenido lugar una serie de transformaciones en las concepciones
sociales que han favorecido una mayor aceptación y reconocimiento del papel de
la mujer en nuestra sociedad actual, anteriormente rechazado o invisibilizado.
Actualmente y a pesar de los avances, el modelo androcéntrico, fruto de nuestra
herencia socio-cultural, continúa estando presente en numerosos ámbitos de
nuestra vida cotidiana. Se pueden citar como ejemplos: la distribución de
tareas domésticas, las dificultades en la conciliación de la vida laboral y
familiar, roles de género estereotipados, micromachismos, brecha salarial,
techos de cristal, etc. Todos ellos dan testimonio de las desigualdades a las
que continuamos enfrentándonos las mujeres a día de hoy y nos avalan en nuestra
lucha hacia la conquista de la igualdad efectiva entre hombres y mujeres.
Igualmente,
no pueden olvidarse las desigualdades y violencias que se derivan de la
orientación sexual, la expresión e identidad de género y las diferencias en el
desarrollo sexual, que dejan evidencias de que estamos todavía lejos de
erradicar la LGTBIfobia (homofobia, lesbofobia, transfobia, bifobia e
intersexfobia), por lo que se hace, por tanto, necesario promover acciones que
desarrollen una perspectiva de género en su sentido más amplio, con el fin de
hacer frente al sexismo existente en la sociedad actual.
La educación
tiene un papel crucial para la transformación social, ya que contribuye, al
igual que otros elementos de socialización, a generar los cambios que afectan a
la construcción de la identidad de cada individuo. Por este motivo, la
educación constituye una herramienta útil para trabajar las relaciones entre
géneros y la igualdad de oportunidades entre ambos sexos.
Nuestro
espacio, el instituto, es el lugar idóneo para prevenir conductas y romper
estereotipos. En este sentido, el contexto educativo debe promover los cambios
necesarios para favorecer el desarrollo de una sociedad equitativa, en la que
hombres y mujeres trabajen conjuntamente en la construcción de otros modelos
sociales más justos y equitativos. Por lo tanto, la pedagogía feminista y
coeducativa debe estar siempre presente en la labor educativa de los distintos
profesionales que trabajan en los centros educativos.
Desde el IES ALGAZUL hacemos nuestros los objetivos
que vienen recogidos en el Acuerdo de 16 de febrero de 2016, del Consejo de
Gobierno, por el que se aprueba el II Plan Estratégico de Igualdad de Género en
Educación 2016-2021, que son los siguientes:
1. Establecer condiciones para que los centros
implementen Planes de Centro coeducativos a través de una organización escolar
y un currículo sin sesgos de género.
2. Realizar acciones de sensibilización, formación e
implicación de la comunidad educativa en materia de igualdad de género,
coeducación y prevención de la violencia de género.
3. Promover actuaciones de sensibilización y
prevención de la violencia de género para contribuir a su erradicación,
asegurando una intervención adecuada ante posibles casos de violencia de género
en el ámbito educativo.
4. Fomentar la integración de la perspectiva de género en el funcionamiento
de la Administración educativa, sus organismos adscritos y los centros docentes
dependientes de ella.
Queremos proponer y ayudar a crear alternativas para una educación no sexista, a través de la cual podamos ser agentes de transformación, con capacidad crítica ante las discriminaciones y desigualdades, para promover y mantener relaciones más igualitarias entre mujeres y hombres, a través de las cuales todas las personas salgan beneficiadas.
Ningún cambio es fácil y en él influyen muchos factores. No existen recetas mágicas, pero podemos unirnos a muchas personas que desde distintos ámbitos están desarrollando estrategias y acciones para que esto sea posible. ¡Seamos, pues, muchos y muchas más!
Queremos proponer y ayudar a crear alternativas para una educación no sexista, a través de la cual podamos ser agentes de transformación, con capacidad crítica ante las discriminaciones y desigualdades, para promover y mantener relaciones más igualitarias entre mujeres y hombres, a través de las cuales todas las personas salgan beneficiadas.
Ningún cambio es fácil y en él influyen muchos factores. No existen recetas mágicas, pero podemos unirnos a muchas personas que desde distintos ámbitos están desarrollando estrategias y acciones para que esto sea posible. ¡Seamos, pues, muchos y muchas más!
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